Tarroaustraliano

Hipocresía, soy la encarnación de la hipocresía. Por el día me lleno la boca en defensa de los animales y en la noche me tapo los ojos, fingiendo que no sé que es lo que me llevo a la boca. ¿Qué arte cabe esperar de un ser así? Me siento delante del papel como el que afronta el trabajo de cada día. Y en lugar de dejar que las ideas escapen a través de los versos, pienso en cómo quedaría este poema en el interior de un libro. Siento que escribo por escribir. Siento que no lo siento. Y siento, siento que seas tú la fuente de esta inspiración malograda. Mario Benedetti: ``[...] el mayor error del ser humano, es intentar sacarse de la cabeza aquello que no sale del corazón´´ Tuve siempre claro el significado de estas palabras, y en las noches en vela temblaba ante la idea de ser alguien así. Ahora, por fin sé lo que soy; y no dejo de preguntarme cómo ha pasado. Porque, lo creas o no, No es fácil saber en qué momento

Tambores, tambores en la oscuridad. Viejos cuentos de otro tiempo se presentan sin llamar. Tambores, cada golpe de sus baquetas marca un enorme compás, una suerte de cronómetro de engranajes de metal. El reloj de la cocina, se les quiere, humillado, sumar. No lo hay más veterano en el arte de asustar con el tiempo. Son sus notas como un pulso, sus golpes un espejo terrible. Un reloj que no se detiene, un destino ineludible. Tambores, tambores en la oscuridad. Tengo miedo de dormirme y no volver a despertar.