Túrin Turambar
Pero asombro de todos; ya no quiere soñar. Se acabaron los cuentos de luz y de magia, el jinete y su lanza, el dragón infernal, y la nave que representa la libertad. Los salones de Moria se han quedado pequeños; el río, el valle y la ciudad de los hombres, bajo el cielo de Gondor ya no hay más horizontes. Él ya no quiere ser huésped de los reyes del norte, de las gentes sencillas de la vieja comarca, ni acampar junto al río donde susurran los árboles. Quien fuera Túrin Turambar, burlador de serpientes, el guerrero valiente de las Tierras de Aquende al otro lado del mar. Quien pudiera gozar del mortal privilegio. Ser verdugo de amigos, a su hermana amar, haber sido testigo de crímenes sin igual. Quien pudiera encontrar los motivos bastantes, para hablar con la espada de sus grandes desastres. Y a la hora de la muerte, escoger fecha y lugar.