Sueño involuntario


Cálido, como el sol en la ventana.

Lleno de matices que se entrelazan.

Un sueño posible se atenúa o se dispara.

¿Llegarán los rayos a la alborada?


Afuera, los relojes se aceleran o se paran.

Apenas somos conscientes del sol que calienta.

Los ojos de los niños miran por las ventanas.

             No ven lo que hay fuera del cristal que los separa.  


En el horizonte el sol se hunde en la explanada.

Yo me quedo quieto detrás de mi ventana.

Los cristales se rompen en una fina escarcha.

La luz penetra hasta la mañana.


Los ojos de los niños se vuelven ciegos al sol.

Y se abren los geranios en primavera.

Hay un silencio en las miradas.

Viven en los niños todas las madrugadas.

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