Relato
Un hombre se acercó a una ventana sin ningún propósito concreto. Casi
podría decirse que estaba dando un paseo cuando acabó allí frente a ella. Sin
pensar, movió el marco a un lado y respiró el aire que venía de fuera. Recordó
entonces como había empezado a pasear, había sido porque se había sentido solo.
De pronto vio el enorme infinito que se abría al otro lado de la ventana, y
sintió pánico y atracción al mismo tiempo. Luego, comenzó a inclinarse sobre el
hueco de la ventana, y sintió cómo todo su peso tiraba de él hacia abajo.
Recordó en esos momentos a su hermana, primero. Imaginó que podría estar
haciendo en esos momentos, y lo que pensaría al enterarse de su muerte. Luego
pensó en sus padres, su padre, su madre, había tantas cosas que no había
entendido acerca de su madre. Quiso poder entenderlas. Pensó en Víctor, supo
que sufriría, y en Sandra, Sandra no lo entendería. Se imaginó a Fátima, y a
Nuria; pudo ver el rostro y las palabras de Fátima sin oírlas. Luego hizo un
esfuerzo y recordó el rostro que había olvidado. Pensó que ella también
sufriría, tal vez se sentiría culpable, y no quiso ser injusto con ella.
Recordó incluso a su psicóloga, y, por las mismas razones, no quiso saltar por
la ventana.
Y observó que, si bien el resto de las personas eran lo que le había impulsado
a acercarse a la ventana, también habían sido la razón de que volviera sobre
sus pasos.
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